Nuestra conducta perversa

Agosto 25 de 2018

Apreciados amigos,

En días recientes, una de las noticias tendencia en los medios de comunicación está relacionada con nuestro sector agropecuario. Se trata del juicio que perdió la multinacional Monsanto, y por supuesto, las miles de demandas que tendrá que atender ahora Bayer (nuevo propietario de Monsanto).

DeWayne Johnson - Juicio a favor vs Monsanto
DeWayne Lee Johnson, favorecido en el juicio contra Monsanto – Foto cortesía: lequotidien.lu

 

Y es que la noticia, que cada vez se alimenta de más y más componentes, aunque no es del todo nueva porque ya son décadas las que lleva Monsanto compareciendo ante los estrados judiciales para defenderse del montón de demandas que tiene en su contra (y también, como es de suponer, para presentar sus contrademandas como parte de su estrategia de defensa), esta vez tiene un ingrediente “explosivo”, que a decir verdad, como decimos en Colombia cuando algo se pone interesante: “¡está como para alquilar balcón!”; y se trata de la historia, con final medio feliz, que involucra a un ser humano que se desempeñó por años como jardinero en escuelas de San Francisco, Estados Unidos, que junto con sus abogados han logrado lo que por décadas otros demandantes no consiguieron, y fue ganarle la “batalla legal” a Monsanto, al mejor estilo de aquella muy conocida historia bíblica que evoca la batalla que le gana el pequeño al gigante, la del pequeño David el israelita (encarnado esta vez en el jardinero DeWayne Johnson) contra el filisteo gigante Goliat (que por supuesto es representado por la gigante multinacional de Monsanto/Bayer).

Yo soy de los que digo, convencidisimo, que uno debe aprender más en cabeza ajena que en la propia, y evitar así el disgusto y perjuicio (o cualquiera que sea la consecuencia) de tener que vivir en carne propia los errores para poder aprender. Y con más razón cuando es la vida y la salud de uno lo que está de por medio, por ejemplo, en un caso como este que expongo, donde la historia del jardinero D. Johnson como ya he dicho, concluye con un final medio feliz, puesto que el hecho de haberle ganado la batalla legal a Monsanto no significa necesariamente que se sanará de la grave enfermedad adquirida (Dios le permita que sí), de tal modo que D. Johnson por ahora es uno de los muchos enfermos de cáncer por causa de los herbicidas Roundup® y Ranger Pro®, pero a la vez el único de nuestros tiempos que al menos contará con la tremenda bendición de que el fabricante del producto que lo enfermó asuma su responsabilidad y le costee los tratamientos (por decirlo de una manera lógica) para poder curarse o al menos llevar una “vida de calidad” mientras batalla contra ese cáncer.

Y dejémoslo claro: Johnson ganó esta batalla, porque finalmente se demostró que el cáncer que ha padecido se le desarrolló como consecuencia de haber estado expuesto durante al menos 5 años (desde el año 2012) a los agrotóxicos del tipo de los herbicidas de marca Roundup y Ranger Pro, fabricados, impulsados y comercializados por la compañía Monsanto, mismos que aplicaba 30 veces al año (aproximadamente cada 12 días), mientras ejercía su trabajo como jardinero en escuelas de Benicia, al norte de San Francisco. El que Johnson haya ganado esta batalla legal es la parte más “explosiva de la noticia”, porque ha detonado la “bomba” de demandas que ahora tendrá que afrontar Bayer (nuevo dueño de las patentes, productos y mercado de los herbicidas que le han causado la enfermedad de cáncer a Johnson), que cursan un montón –miles (si no es que llegan a ser millones)– de personas que intentan demostrar que también enfermaron por exponerse a estos venenos, y ganar sus respectivas demandas para que Monsanto/Bayer también asuma la responsabilidad de responder económicamente por los daños y perjuicios que esto les ha causado.

Dewayne johnson - Cáncer manos - Roundup Monsanto
DeWayne Lee Johnson, cáncer en sus manos – Foto cortesía de: meaww.com
070918DeWayne-Lee-Johnson - Cáncer espalda - Monsanto
DeWayne Lee Johnson, cáncer en su espalda – Foto cortesía de: http://www.anafe.org

 

En síntesis: aunque Monsanto ha querido (y ha logrado) convencer por décadas a sus jueces de que sus productos a base de glifosato no enferman a nadie, porque según ellos solo pueden afectar la salud de las plantas, más no de los animales o humanos, esta vez no pudo convencer, y tendrá que responderle a Johnson, quien por supuesto encarna la esperanza para todos aquellos que batallan con la misma u otras enfermedades desarrolladas por los muchos que también se han expuesto a los mismos u otros productos de Monsanto.

Pero, aquí va mi punto de enfoque en esta nota, que a la vez espero se convierta en un llamado de atención y/o en una invitación a la reflexión y el replanteamiento o redireccionamiento de nuestra manera de producir alimentos para los animales y para los seres humanos (siendo nosotros parte de ellos, y también nuestras familias, amigos, seres queridos, etc.)… Y es que me he dado a la tarea de leer gran cantidad de publicaciones escritas y videos, y es imposible no darse cuenta de que si bien Monsanto insiste en sus buenas intenciones de alimentar al mundo y de convencernos que sus productos no enferman ni matan a nadie, su conducta durante las muchas décadas de batallar en los estrados judiciales es una conducta perversa. Y es perversa su conducta porque ha hecho todo lo que ha podido tener a su alcance (que no es poco porque se trata de una de las más poderosas industrias en todo el mundo económicamente), para desconocer los efectos nocivos que tienen sus productos sobre la salud animal y humana (y aun querer convencer al mundo de que es todo lo contrario), y así no tener que responder legalmente a todos los seres humanos que han enfermado tras exponerse a sus productos, y que se han atrevido a demandarlos, pero además, para poder seguir haciendo dinero con la venta de sus productos.

Monsanto nos enferma - protestas (la FM)

 

El verdadero problema aquí es, que el “resto del mundo” se ha querido hacer de “la vista gorda”. Si este asunto fuese atendido como es debido, las autoridades mundiales a cargo de abogar por la vida y la salud humana hace años debieron haber gestionado recursos suficientes para que se desarrollen serias investigaciones que no puedan ser manipuladas por ninguna de las partes con interés, y de forma neutral le pongan el punto final con información concluyente y veraz, e irrefutable, al asunto de si realmente los humanos pueden o no contraer enfermedades degenerativas y/o letales ante la exposición (o ingestión de residuos en los alimentos) a moléculas de glifosato (y ojalá de una vez a todos los otros químicos y tóxicos de los cuales también se sospecha). Así que no solo es Monsanto el que denota una conducta perversa, pues cuando uno sospecha que algo hace daño a la salud humana o animal, y de hecho, hay miles (o tal vez millones) de personas en el mundo teniendo que batallar legalmente para demostrar que enfermaron (o ya murieron) por esta causa, pero no hace prácticamente nada por demostrarlo y solucionarlo, también le cabe la denotación de perversidad.

 

Y de eso, no nos salvamos ni los profesionales del sector agropecuario, ni mucho menos los ganaderos y los agricultores (y demás participantes de toda la cadena de producción, distribución y comercio de alimentos de origen animal o vegetal). También nos cabe mucho de esa perversidad.

Muchas veces me auto-cuestiono así: ¿Será que en verdad el único camino que nos queda es el de tener que esperar a que nos demuestren científicamente que el Roundup y el Ranger Pro, o cualquier otro químico o veneno usado en los cultivos –y no solo los que produce Monsanto–, realmente enferman o matan nuestros animales de producción o a nosotros mismos y nuestros seres queridos? ¿No debería ya ser suficiente con la mera sospecha, y aún con las evidencias médicas que todos los ya enfermos tienen en sus manos y están usando para tratar de demostrar que es cierto que esos químicos y venenos si enferman y matan a quienes los manipulan o que los ingieren como residuo en los alimentos, o aquellos estudios científicos que ya han reafirmado que esto sí es real aunque los hayan querido desacreditar? —Y de hecho también me respondo: Definitivamente cuando nos enteramos de todo esto, pero nos hacemos los desentendidos, y seguimos usando esos productos para que no se baje la productividad de las cosechas o el rendimiento de los animales, sin importar las consecuencias (o queriendo pasarlas por alto), aún que no se haya demostrado de manera concluyente, veraz e irrefutable que así sea, pero testificando las muchas personas que batallan con las enfermedades que adquirieron en las granjas o ante el consumo de alimentos contaminados, entonces estamos actuando realmente de forma perversa.

Ahora tenemos un caso mundialmente conocido: el “pequeño D. Johnson” le ganó la batalla al “gigante Monsanto/Bayer”, pero aún le queda una batalla más difícil por ganar, y es la batalla contra el Linfoma No Hodgkin (cáncer en los linfocitos) que le diagnosticaron, y por supuesto, la batalla contra la enfermedad y el riesgo de muerte temprana (o sea, su batalla por la vida), al haberse juzgado a su favor que esta enfermedad la contrajo tras su exposición periódica al veneno Roundup y al veneno Ranger Pro (veneno para las plantas que también lo tiene a riesgo de morir de cáncer), que son los mismos que se usan “a la vuelta de la esquina” en las fincas o ranchos de ganadería para el control de “malezas” en los potreros. El sr D. Johnson fue diagnosticado en el año 2014, es decir, apenas dos años (o un poco menos) después de haber iniciado su trabajo como jardinero y exponerse ante el uso de estos productos, lo que significa que no tienen que pasar muchos años para desarrollar enfermedades de este tipo en nuestros cuerpos (o incluso también en los animales que ingieren pasturas contaminadas con herbicidas o pesticidas).

De hecho, el abogado de D. Johnson usó como evidencia demostrativa, el reporte que en el año 2015 publicó la Agencia Internacional de Investigación contra el Cáncer, que es parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que clasificó al herbicida Roundup, cuyo ingrediente principal es el glifosato, como probablemente carcinógeno. El médico de Johnson aseguró que era poco probable que su paciente fuera a vivir más allá de 2020 y por esa razón el juicio se aceleró, y durante cuatro semanas los miembros del jurado escucharon el testimonio de médicos, investigadores de salud pública y epidemiólogos, a pesar de que no todos ellos estuvieron de acuerdo sobre si el glifosato puede causar o no el cáncer (así lo dejó saber la noticia publicada por BBC News Mundo cuando se falló a favor de Johnson en el juicio contra Monsanto/Bayer).

En este caso de D. Johnson, según BBC News, el jurado del Tribunal Superior de San Francisco deliberó durante tres días y la juez, Suzanne Ramos Bolanos, leyó el veredicto, donde afirmó que Monsanto había omitido advertir a Johnson y otros consumidores sobre los riesgos de cáncer que tenían sus herbicidas, y que encontraron que el glifosato sí representó un peligro sustancial y que había pruebas claras y convincentes de que la empresa había actuado con malicia y de manera represiva, y que incluso por primera vez los jurados habían visto documentos internos de la compañía «que demostraban que Monsanto sabía desde hacía décadas que el glifosato, y específicamente Roundup, podrían causar cáncer». Lo triste del caso y que todavía tendremos que lamentar hasta que las autoridades mundiales no ejerzan esa misma autoridad que tienen para demostrar irrefutablemente que los venenos y químicos usados en la producción agropecuaria (y otros oficios) si enferman y matan, animales y humanos, es que los productos de los que se sentenció que D. Johnson había adquirido su enfermedad seguirán a la venta, ya que este juicio falló a favor de Johnson pero no en contra de los productos a base de glifosato de Monsanto/Bayer. Y de hecho, la conducta perversa de Monsanto/Bayer sigue, y seguirá, siendo perversa, pues así lo han demostrado al emitir un comunicado posterior al juicio diciendo: “La decisión de hoy no cambia el hecho de que más de 800 estudios y revisiones científicas respalden el hecho de que el glifosato no causa cáncer y no causó el cáncer del señor Johnson”… Y según BBC News, Bayer agregó a través de un portavoz que: “…estamos convencidos de que el glifosato es seguro y no causa cáncer” (afirmación que incluso aparece en la página web de Monstanto ahora siendo administrada por Bayer: http://www.monsantoglobal.com/global/ar/productos/pages/que-es-el-glifosato.aspx), lo que demuestra que la conducta perversa de Monstanto/Bayer, frente a los muchos afectados, y de paso también a los no afectados aún pero expuestos al riesgo, se mantiene.

¿Qué haremos los ganaderos, los agricultores, y los profesionales del agro frente a esto? Me da tristeza pensarlo y decirlo, pero lastimosamente muchos seguirán prestándose para consumir los productos del gigante comercial de Monsanto/Bayer, y seguirán produciendo alimentos para sus animales y/o para todos nosotros los seres humanos, con residuos de contaminación con químicos y venenos. De hecho, he sostenido charlas con productores, debatiendo este tema, y dicen cosas como: yo tengo X cantidad de años, los he usado por décadas, y estoy sano, así que no creo en eso de que son cancerígenos. Pero, no todos los organismos son iguales, y cuánto daría por saber si aquellos productores que están tan sanos realmente se expusieron al riesgo, o si han sido sus empleados los que han tenido que exponerse, y si no será que por eso no enfermaron ellos, pero quién va a saber si sus empleados están totalmente sanos.

Aplicando productos (bomba aspersión).jpg

 

Y ahí, amigos y amigas de la agricultura y la ganadería es donde quiero enfocar mi reflexión precisamente: tal vez quienes son dueños de tierras, ganados y cultivos jamás experimenten enfermedades causadas por la exposición a los químicos y tóxicos; tal vez, los que somos profesionales y trabajamos para los productores, tampoco vayamos a padecer de eso; pero, ¿qué estará pasando con los trabajadores de granja, finca o rancho, que son los que realmente manipulan con frecuencia los químicos y venenos para el control de maleza, plagas, y fertilización?.

Y no debemos perder nunca de vista que finalmente todos los seres humanos en el planeta vamos a consumir ya sean productos de origen animal, pero sobre todo, productos de origen vegetal, que habrán sido producidos en granjas donde se usaron químicos y venenos, y que sus residuos en los alimentos siendo consumidos durante años, finalmente nos podrían estar pasando “la cuenta de cobro” en nuestra salud y bienestar, a pesar que científicamente no nos lo hayan querido comprobar. Y si seguimos produciendo así, entonces también vamos nosotros a seguir, al igual que Monsanto/Bayer, evidenciando una conducta perversa indefinidamente.

En el presente, cuando uno va a consultar al médico por casi cualquier quebranto de salud, una de las soluciones propuestas por muchos de los galenos es no tomar leche ni comer carne, porque según muchos de ellos la leche es veneno y la carne produce cáncer, y lamentablemente algo de esto tiene que ver con una declaración hecha nada más ni nada menos que por la Organización Mundial de la Salud (OMS), puesto que en 2015 publicó a través de la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC, en sus siglas en inglés), que las carnes rojas y procesadas habían sido clasificadas, tras un estudio realizado por ellos, como carcinogénica (o sea, que podía producir cáncer). Sobre la leche y sus derivados, la OMS no se ha pronunciado, pero algunos supuestos expertos así lo especulan, aunque no existen estudios que los respalden en sus afirmaciones. Ahora bien, en mis muchas lecturas tratando de escudriñar cuanto ha sido posible en busca de información al respecto, todavía no encuentro ninguna publicación que indique que se hayan hecho estudios que determinen si lo que causa cáncer es el producto (carne o leche) o si son los residuos de químicos y venenos, o aún de ciertos fármacos de síntesis química usados en tratamientos veterinarios, los que podrían ser responsables de dichas enfermedades. Ni siquiera en el estudio de los científicos de IRAC-OMS así lo evaluaron. Porque carne y leche han sido dos productos que la humanidad ha consumido desde la creación del mundo, pero llevamos apenas un siglo (o un poco menos) de revolución industrial y verde, usando este tipo de insumos en la producción agropecuaria, y es ahora cuando más se han disparado las enfermedades, y  bien sabemos como ya expresé no hay estudios veraces, imparciales e irrefutables que lo validen, pero ya es hora de que las autoridades mundiales lo hagan, no para satanizar los alimentos en sí mismos, sino para determinar qué es realmente lo que causa las enfermedades, y sería bueno que a raíz del reciente fallo a favor de D. Johnson donde se ha considerado que es su exposición a los herbicidas lo que le causó su cáncer, se tome como hipótesis a comprobar si la causa de cáncer colorrectal, de páncreas, de próstata (y otros del cuerpo humano) como consecuencia de la ingestión de carne y lácteos no tendrán su origen en los químicos, venenos y fármacos de síntesis usados en la producción agropecuaria. Y mientras tanto, los productores ganaderos y agricultores, deberían tomar una decisión radical de no usarlos, aunque sea por sospecha de que si hacen daño, para proveer alimentos sanos a los consumidores, hasta que se demuestre irrefutablemente que los químicos y venenos no enferman ni matan a nadie.

Para ir cerrando el tema, quiero comentar lo siguiente: si uno sabe que la tala de árboles (deforestación) desequilibra los ecosistemas y los desprotege, derivando en problemas ecoambientales, pero aún así implementa la tala y quema de bosques para convertirlos en tierras de cultivo agrícola o producción ganadera, ahí estamos actuando a conciencia, y es una conducta perversa; y si uno sabe que los arados de la tierra le causan erosión y facilitan su deterioro a largo plazo, e incluso, su conversión en tierras pobres de baja o nula productividad (desertificación), como ya lo ha expuesto la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), pero aun así implementa a conciencia los arados, esto también es una conducta perversa; si uno sabe que el uso de venenos y químicos en el cultivo de la tierra y la producción vegetal o animal contamina el suelo, las aguas y la exposición de las personas que trabajan en las granjas a estos insumos les puede producir enfermedades que incluso pueden ser letales, y que los residuos de ellos en los alimentos de consumo humano pueden enfermar al consumidor, pero aun así a conciencia los usa, eso evidentemente es una conducta perversa; si uno sabe que el uso de antibióticos en el ganado (o los cultivos) puede desencadenar en una resistencia a los antibióticos y antimicrobianos en las plantas, los animales y el humano que consume los alimentos con residuos de estos fármacos, pero aún así los usa a conciencia, esto es parte de una conducta perversa; y si uno sabe que el uso de hormonas que pueden ir de manera residual en los alimentos de consumo humano podrían causar cierto tipo de desequilibrio en el sistema hormonal propio del cuerpo humano, pero aún así los usa a conciencia, también esto hace parte de una conducta perversa. Por esto es, que he titulado esta nota: Nuestra conducta perversa. Porque para juzgar a los demás primero uno tiene que darse cuenta que mientras un dedo apunta hacia el frente, hay otros tres o cuatro apuntando hacia uno mismo, y que tenemos la tendencia humana de mirar la “paja en el ojo ajeno” sin querer darnos cuenta de «la viga que tenemos frente a nuestros ojos».

Finalizo esta nota de la siguiente manera: Leyendo la Biblia cierto día, como acostumbro hacerlo al menos una vez al día, llegué al siguiente verso consignado en el segundo libro de Crónicas, capítulo 7 y versículos 13-14: “Puede ser que a veces yo [Dios] cierre los cielos para que no llueva (sequías) o mande langostas para que devoren las cosechas o envíe plagas entre ustedes; pero si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, busca mi rostro y se aparta de su conducta perversa, yo oiré desde el cielo, perdonaré sus pecados y restauraré su tierra…”. Lo comparto con ustedes, y lo dejo para con ello complementar la reflexión final, esperando así que muchos de los productores que lleguen a leer esta nota, puedan apartarse de la conducta perversa y que con el favor de Dios así sus tierras puedan ser restauradas.

Hasta pronto, y que Dios los bendiga!

Un comentario sobre “Nuestra conducta perversa

  1. LO QUE MONSANTO LE ESTA HACIENDO AL GRUPO AVAAZ-(AGROSAVIA en Colombia) De: Ricken Patel – Avaaz
    Enviado: jueves, 23 de agosto de 2018 6:49:25 GMT-5
    Asunto: Re: No vas a creer lo que Monsanto «AGROSAVIA» le envió a Avaaz

    ¡Solo quedan unos días para nuestro gran día en los tribunales! Ayúdanos a prepararnos:

    Queridos miembros de Avaaz:

    Nos han mandado una citación judicial de 168 páginas por parte de Monsanto.

    Solo quedan unos días para que vayamos a juicio. Nos “ordenan” entregar cualquier correo privado, nota o registro que tengamos sobre el principal veneno de Monsanto, ¡¡incluidos los nombres y direcciones de correo de cientos de miembros del equipo, activistas, agricultores y otros aliados!!

    Esto es importante. Son una mega-corporación de 50 mil millones de dólares famosa por duras tácticas legales como esta. Tienen recursos prácticamente ilimitados. Y, si meten sus manos en nuestra información privada, no podemos saber para qué la utilizarán.

    Así que vamos a resistir. Porque puede que Monsanto tenga recursos ilimitados para intimidarnos, pero Avaaz tiene un poder ciudadano ilimitado y nuestros miembros no tienen miedo.

    Nuestro juicio es en solo unos días — dona para contribuir a defender nuestro movimiento y enviar este mensaje a Monsanto: cada vez que vienen tras nosotros, solo nos hacen más fuertes —

    Hemos tenido que contratar urgentemente a un equipo de abogados sobresalientes para enfrentarnos a los mejores de Monsanto. Luchar contra esta orden (léela aquí) es caro, y podría ser solo el principio.

    No sabemos cuál es el plan de Monsanto, pero conocemos una de las razones por las que nos ha llegado esto: Avaaz ha derrotado a Monsanto reiteradamente en enormes batallas reguladoras, incluido el bloqueo a una nueva licencia a largo plazo del glifosato, el herbicida que está en el centro de su imperio químico. Les estamos ganando. Así que quieren cambiar las reglas del juego.

    La citación indica que Monsanto necesita toda nuestra información privada para refutar demandas colectivas contra ellos que sostienen que el glifosato ha provocado cáncer a la gente. Si eso te parece absurdo, no eres el único. Pero han logrado que la autoridad de un tribunal estadounidense les apoye y necesitamos urgentemente a los mejores abogados de nuestra parte. Dona para contribuir a la defensa de Avaaz, y enviémosle un mensaje de desafío a Monsanto:

    No hay muchas empresas en el mundo que sean tan poderosas como Monsanto. El hecho de que podamos derrotarlos de verdad demuestra lo real que se ha hecho el poder ciudadano de nuestro movimiento. Si seguimos juntos, con esperanza y determinación, ¡podemos cambiar el mundo de verdad!

    Con esperanza y determinación,

    Ricken, Emma, Fatima, Danny, Hui Ting, Spyro, Marigona y todo el equipo de Avaaz

    Más información: Glifosato — ¡vaya golazo! (Avaaz)
    https://secure.avaaz.org/es/nothing_we_cant_do/

    La Unión Europea abre una investigación sobre la compra de Monsanto por Bayer (La Prensa)
    https://www.prensa.com/economia/Union-Europea-investigacion-Monsanto-Bayer_0_4831766792.html

    Glifosato: el polémico herbicida de Monsanto (Público)
    http://blogs.publico.es/ecologismo-de-emergencia/2017/10/02/glifosato-el-polemico-herbicida-de-monsanto/

    Surgen nuevas dudas sobre la seguridad del herbicida Roundup de Monsanto (The New York Times)

    Avaaz es una red global de campañas de 47 millones de personas, que trabaja para conseguir que las opiniones y valores de la gente en todo el mundo modelen los procesos de toma de decisión. «Avaaz» significa «voz» o «canción» en muchos idiomas. Los miembros de Avaaz son de todas las naciones del mundo; nuestro equipo está ubicado en 18 países a lo largo de 6 continentes y opera en 17 idiomas. Para conocer más sobre las últimas campañas de Avaaz, haz clic aquí, o síguenos en Facebook o Twitter.

    Te hiciste miembro del movimiento de Avaaz y comenzaste a recibir estos mensajes cuando firmaste la campaña «Community Petitions Site» el 2014-07-05 usando el correo electrónico jabero48@yahoo.es.
    Para asegurarte de que los correos de Avaaz lleguen a tu buzón, añade avaaz@avaaz.org a tu lista de contactos. Para cambiar tu correo electrónico, idioma de preferencia u otra información personal, contáctanos o simplemente haz clic aquí para darte de baja.

    Para contactar a Avaaz, por favor no respondas a este correo. En vez, escribe a http://www.avaaz.org/es/contact o llámanos al +1-888-922-8229 (EE.UU.).

    Me gusta

Los comentarios están cerrados.