Agronomía Sostenible: ¡Un paso de la muerte a la vida!

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Agronomía Sostenible:

¡De la muerte a la vida!

Agronomía Sostenible ODM (Portada)

 

Autor: Ing. Agr. Omar Daniel Medina
(Colaborador de CEG Internacional en Argentina)

Revisado y corregido por:
Dr. Agr. Luiz Carlos Pinheiro Machado (Brasil)

Edición:
Zoot. Esp. Michael Rúa Franco (Colombia)

 

Prólogo (Por: Michael Rúa)

Cuando recibí esta publicación en mi correo con la solicitud de darle lectura, y hacer las observaciones, correcciones o contribuciones que hubiese que hacer para perfeccionar, honestamente no esperaba encontrarme con un contenido cargado de tanta riqueza profesional y contextual. Pero esto no fue lo único que me llamó agradablemente la atención. Omar es un profesional muy joven, sin embargo, analiza y construye un escrito como este con admirable madurez y una excelente capacidad para contextualizar. A parte, demuestra con sumo respeto que si bien valora todo lo que la academia le ha brindado, no traga entero, y se muestra admirablemente proactivo hacia la investigación para poder argumentar debidamente su sentido de crítica y su capacidad de opinión. Se requiere mucho valor para tomar la decisión de no ejercer su profesión a favor de la ciencia convencional que envuelve a la agronomía desde la Revolución Verde, sino al servicio de la humanidad desde la ciencia opuesta, que es la Agroecología. Y no es fácil esta decisión porque el grueso de nuestros colegas defienden prácticamente a capa y a espada la ciencia convencional a la que nuestras convicciones humanas y espirituales se oponen, porque para nosotros el servicio a la humanidad no se basa en el afán por hacer dinero sino por trabajar a favor de la salud, la sanidad, la nutrición, y el bienestar de los que consumen los alimentos que producimos en el campo. En otras palabras, no creemos haber venido al mundo para cooperar con la degradación del planeta y hacernos de la vista ciega frente a lo que el planeta y la humanidad demandan de nosotros. Más bien tenemos muy claro que al mundo no vinimos a ser servidos sino a servir, y no estamos en el mundo agropecuario por casualidad, sino por causalidad, y mientras Dios nos preste vida y salud, trabajaremos precisamente a favor de la salud y de la vida de todos los que cohabitamos el planeta, y del planeta en sí mismo.

También se requiere mucho valor para elaborar una crítica constructiva tan completa, tan bien estructura y nutrida, para cuestionar e invitar a la reflexión a nuestros colegas y de paso también a los productores para los cuales y/o con los cuales laboramos a diario. Y esto no lo hacemos con otro propósito distinto al de tratar de encontrar respuestas a lo que evidentemente está aconteciendo en los 60 a 70 años más recientes en el planeta en términos de sostenibilidad y sustentabilidad de las actividades agropecuarias, y del globo terráqueo en general, y no nos podemos quedar pasmados esperando a que alguien haga algo si sentimos el llamado de Dios de que si nos estamos dando cuenta de que no vamos por el camino correcto, hagamos un alto y corrijamos el rumbo, y nos juntemos con los que están en el mismo sentir, para entre todos tratar de jalar para el mismo lado, el lado que entendemos que es el correcto, el lado que apuesta por LA VIDA a todo nivel.

Así pues que, encontré en la redacción de Omar justamente a un ser humano de estos a los que me estoy refiriendo, un profesional que se preocupa por sus semejantes, y que tiene ese llamado de ejercer su profesión a favor de LA VIDA, y lo refleja con lujo de detalles en la nota que nos comparte a continuación.

Resultó además para mi muy fácil leer y opinar sobre este escrito, al cual prácticamente solo le hice correcciones de forma (edición) y no de fondo, porque el fondo estaba siendo tan bien plasmado que no hubo que hacer mucho, y por supuesto, además, porque hemos tenido el agradable placer de pasarlo por el filtro de nuestro profesor, el Dr. Luis Carlos Pinheiro Machado, quien contribuyó valiosamente a perfeccionar esta nota, que con muchísimo honor presentamos a nuestro público en todos los rincones del planeta, nuestros amigos y seguidores de CEG Internacional.

Estamos muy agradecidos además, primero que todo con Dios, y segundo con Omar, por poder contar a partir de ahora con un colaborador tan importante como él, para poder disfrutar de sus escritos, y de sus aportes como profesional ingeniero agrónomo de la nueva generación, que estamos seguros resultarán sumamente útiles para la comunidad agroganadera cercana a CEG Internacional, y será un gran placer trabajar al lado de Omar a favor de la ganadería mundial, del planeta y de la humanidad.

Les recomiendo mucho entonces leer esta publicación con lujo de detalle, pues les va a sensibilizar con relación al rol que como productores tenemos en nuestra generación actual y para garantizar un mundo habitable y sostenible a las futuras generaciones. Espero que lo disfruten tanto como yo en este Viernes de Ecología con CEG Internacional.

¿Cuál es el objetivo del Ingeniero Agrónomo? 

(¿Qué rol debemos cumplir? ¿Para quién trabaja o debemos trabajar?)

Esta pregunta me surgió cuando leí sobre historia de la revolución verde. En cualquier libro de agroquímicos que encontramos en la biblioteca de nuestra Facultad de Ciencias Agrarias, se abarca el tema destacando que el objetivo principal del uso de agrotóxicos es disminuir las pérdidas productivas causadas por plagas (insectos, ácaros, nematodos, malezas, hongos, bacterias, etc); y se supone que todo esto es para obtener más alimentos para combatir el hambre mundial. Este último fue el objetivo de la Revolución VerdePero… ¿En verdad fue ése el objetivo principal?. Para resolver esta cuestión y otros cuantos cuestionamientos que plantearé a modo de crítica constructiva y que me surgieron durante la finalización de la carrera de ingeniería agronómica que cursé en la Universidad Nacional de Jujuy en Argentina, me he dado a la tarea de investigar cuidadosamente y elaborar un análisis contextual basado en algunas de las evidencias contemporáneas relacionadas al tema en cuestión, que a continuación comparto con ustedes los lectores de CEG Internacional en el mundo.

 

Revolución Verde vs ¿Desarrollo Sostenible?

Los indicadores del desarrollo sostenible para el planeta registrados durante los últimos 30 años, son literalmente aterradores:

Emisión de carbono: +36%
Deshielo de la banquisa ártica: +35%
Ritmo anual de deshielo de los glaciares: +100%
Población mundial: +26%
Producción de alimentos: +45%
1/3 tercio de ese total se desperdicia: 1,3 mil millones de toneladas
Desnutridos: más de mil millones
Obesos: más de mil millones
Recursos hídricos: El 70% del agua consumida es por la agricultura
Creciente desigualdad de renta como factor de generación de pobreza: renta mundial retenida por los 20% más ricos pasó del 82,7% al 91,5%
La fracción de los 20% más pobres cayó veinte veces: del 1,4% al 0,07%
Creciente desigualdad de expectativa de vida: para los 20% más ricos, de 77 a 79 años. Para los 20% más pobres, de 46 a 44 años de vida.

Hambre e Inanición: Según Ziegler (05/05/2013) “cada 5 segundos muere una persona de hambre: 57 mil personas por día”.

Fuente de la información: Peródico O Globo Río de Janeiro, edición del 09 de julio del 2012 – citado por Pinheiro Machado (2)

Conclusión: Si las tecnologías impulsadas a partir de la Revolución Verde se supone que deberían haber garantizado el desarrollo sostenible para el planeta entero, parece ser a juzgar por las estadísticas actuales, que ha resultado todo lo contrario, y en consecuencia podemos afirmar que tal apuesta ha sido un fracaso.

En Argentina, al igual que en muchos otros países del mundo (por no decir que en todos) el sistema educativo para formación de ingenieros agrónomos y entidades como el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), se crearon para promover y/o apoyar este “progreso” (producir más para disminuir el hambre mundial y la pobreza rural). Pero, si fue un fracaso para la humanidad, ¿por qué actualmente se siguen enseñando los modelos fallidos? (las únicas modificaciones son las actualizaciones acerca de: nuevas máquinas, nuevos híbridos, nuevos formas de aplicación, nuevos fungicidas, nuevos insecticidas, nuevos herbicidas, etc., pero a la par las estadísticas mundiales de sostenibilidad no mejoran, sino todo lo contrario, empeoran).

 

Revolución Verde vs Salud humana

En este sentido surge otra cuestión: ¿Por qué nos enteramos rápidamente de la obtención de nuevas variedades para cultivar, o de los nuevos agrotóxicos que llegan al mercado, o nuevas maquinarias; pero por qué NO nos enteramos tan rápidamente de sus efectos negativos para la salud humana, principalmente, y para la salud ambiental? (ambas son inseparables, ya que no hay salud humana sin salud ambiental, por el simple hecho de que el agua que tomamos, el aire que respiramos y los alimentos que comemos, vienen del ambiente que nos rodea).

Veamos algunos ejemplos:

1.- Cada año en el mundo se intoxican cerca de 3 millones de personas por el uso de agrotóxicos, y mueren más de 220 mil (significa 660 muertes por día o 25 muertes por hora (Datos reportados por FAO/ONU). Y estas son muertes por efectos súbitos ¿que debemos creer que pasa cuando se producen efectos no inmediatos, sino crónicos y casi siempre silenciosos (no evidentes), pero igual de mortales?

2.- El director del Registro Nacional del Cáncer en Uruguay, del Ministerio de Salud Pública, Dr. J. A. Vasallo, en su libro Cáncer en el Uruguay, publicado en 1989, expresa que: «hay un incremento del 64% de pacientes con cáncer durante los últimos 30 años» (4).

3.- En México el cáncer es la tercera causa de muerte y cada año se detectan alrededor de 160 mil nuevos casos de cáncer (Tribuna Noticias, 24 Junio 2017).

4.- La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) dependiente de la Organización Mundial de la Salud -OMS-, clasificó como probablemente carcinógeno para los seres humanos al herbicida glifosato (5).

La clasificación del glifosato como ‘probablemente carcinógeno en humanos’ (Grupo 2A) se asignó tras una reunión en Lyon, Francia, de 17 expertos de 11 países que evaluaron 5 plaguicidas organofosforados. Estos expertos asignan una sustancia al Grupo 2A cuando hay “evidencia limitada de carcinogénesis en humanos” y al existir “evidencias convincentes de que puede causar cáncer en animales de laboratorio” como en este caso. Esta categoría también se utiliza cuando existen datos contundentes acerca de cómo causa cáncer el agente. “El glifosato también causó daño al ADN y a cromosomas de células humanas”, dice IARC.

Un estudio realizado a personas residentes en comunidades reporta incremento de daños en cromosomas en marcadores en sangre después de que productos a base de glifosato se hubieran dispersado en las cercanías. Y adicionalmente existen datos ecológicos que muestran la toxicidad del glifosato para organismos acuáticos y anfibios. (5)

5.- Tragedia de Tauccamarca, ocurrida en octubre de 1999, donde 24 niños resultaron envenenados y muertos luego de ingerir un alimento contaminado con Parathion, plaguicida producido por la multinacional Bayer. Los 24 niños murieron en la comunidad cusqueña luego de haber consumido el desayuno escolar. La muerte fue casi instantánea, en medio de los más atroces dolores. Otros 22 niños sobrevivieron, pero es posible que sus sistemas nerviosos hayan quedado seriamente dañados (5).

6.- ¿Por qué estos productos llegan a ser letales para los humanos? El 2,4 D, los insecticidas organofosforados, las carbamidas, el lindane, entre otros, intervienen en la producción de ATP (como efectos detectados en laboratorio), por lo que la producción de energía celular se ve afectada y por lo tanto, la provisión de oxígeno a las células también se ve limitada. Solo reteniendo sistemáticamente el oxígeno, experimentadores científicos han cambiado células normales a cancerosas. Con oxígeno insuficiente quedan destruidos los procesos mediante los cuales los tejidos se despliegan y los órganos se desarrollan. Entonces se presentan deformaciones y otras anormalidades. Es presumible que el embrión humano privado de oxígeno pueda sufrir deformaciones congénitas (Rachel L. Carson “Primavera Silenciosa” 1960(1)).

El profesor de embriología de la Universidad de Buenos Aires (Argentina), Andrés Carrasco, identificó efectos teratogénicos (anormalidades) en el embrión de batracios causados por el glifosato (Arando 2009).

7.- La Secretaría de Salud del Estado de Santa Catarina (Brasil), a través del Centro de Investigaciones Oncológicas, ha estudiado la incidencia del cáncer en diversas profesiones; en los resultados obtenidos se puede observar que la incidencia del cáncer como causa mortis en los ámbitos de agricultores, profesionales que usan sistemáticamente los agroquímicos, es 10,6 veces superior al conjunto de las demás 22 profesiones estudiadas (Pinheiro Machado (2)).

8.- Los residuos de glifosato están muy extendidos en los alimentos, sobre todo en aquellos que contienen cereales (donde se ha usado el glifosato previamente en su cosecha) o maíz transgénico o productos derivados de la soja. Además, se ha detectado en agua «potable» (¿potable?), vino y cerveza e incluso en los productos no alimenticios derivados del algodón transgénico.

9.- El grado de exposición humana se refleja en la presencia generalizada de glifosato en la orina humana en cualquier lugar donde se haya probado, principalmente en Europa. En los Estados Unidos también se ha encontrado en la orina y en la leche materna [es decir, que los recién nacidos, desde muy temprano empiezan a ingerir estas sustancias cancerígenas, a través del que debería ser su «mejor alimento» y el que pueden recibir en cuanto nacen: leche materna]; “Los experimentos han demostrado que cuanto más joven es el animal (o humano), está más sujeto a los agentes productores de cáncer” (Rachel L. Carson. 1960(1)).

(Con este caso en particular leo y me cuestiono: ¿tendremos parte los agrónomos en que la vida se inicie con tal desgracia?)… Carson, 1960 dice que: “Hace un cuarto de siglo, el cáncer en la infancia era considerado una rareza”. ¿Qué pasó entonces?

Se dice que debido a una fuerte y agresiva publicidad y comercialización que ha creado el más grande e influyente fabricante de agrotóxicos para la agricultura y ganadería, el reconocido Monsanto (ahora propiedad de Bayer), se ha dado a creer que el glifosato es «seguro», o sea, supuestamente «inofensivo» para humanos, animales o ambiente. Por ejemplo, Monsanto afirmó que el glifosato es «biodegradable» y que «dejaba el suelo limpio» (¿qué tan limpio? o ¿a qué clase de limpieza se estarían refiriendo?). Sin embargo, en 2009, el Tribunal Supremo de Francia confirmó las sentencias de dos tribunales anteriores de que estas afirmaciones eran falsas.

10.- Los médicos en Argentina han informado sobre un aumento dramático en los efectos de salud que provoca el glifosato a largo plazo en las áreas donde se ha rociado este herbicida en los cultivos de soja modificados genéticamente (OGM o transgénicos). Entre estos efectos se encuentran: el cáncer, la infertilidad, problemas de embarazo, defectos de nacimiento (congénitos) y enfermedades respiratorias (6).

11.- En Misiones, Argentina, donde es común el uso de glifosato para las actividades agropecuarias, 5 de cada 1000 niños nacen afectados de Meliomelingocele, una malformación del sistema nerviosos central (5).

12.- Un grupo de biólogos de la Universidad Francesa de Caen, comandada por el biólogo molecular Gilles-Éric Séralini, publicó en la revista Food and Chemical Toxicology (ver esta fuente en su página web para leer los diversos estudios realizados sobre los efectos negativos de los agrotóxicos) una investigación que hicieron con 200 ratones a los cuales trataron durante 2 años con distintas dosis de maíz transgénico NK603 y agua mezclada con Glifosato: a los 13 meses estos ratones ya presentaban malformaciones graves. En las hembras aparecieron tumores mamarios; en los machos, los órganos depuradores –riñones e hígado- fueron afectados por anomalías severas (citado por Pinheiro Machado (2).

Así como estos ejemplos y casos, se podría seguir mencionando muchísimos más casos reportados y/o noticias o publicaciones provenientes de múltiples y diversas fuentes de información confiable, sobre lo perjudicial que resulta el uso de agroquímicos y/o de agrotóxicos en las actividades agropecuarias o de producción de alimentos para el consumo humano, así como el uso y consumo de cultivos transgénicos. Solo he tratado de compilar y citar algunos de ellos para ilustrar e invitar a reflexionar un poco el tema.

 

¡Los Organismos Genéticamente Modificados no son superiores!:

La edición del 19 de abril del 2008 del prestigioso periódico inglés The Independent publicó el más extenso estudio del género realizado hasta ahora, el cual muestra que «la soja transgénica produce cerca del 10 % menos que la soja no transgénica” llegando a la conclusión que los transgénicos NO RESPONDEN AL HAMBRE MUNDIAL como se ha tratado de asegurar para convencer (Citado por Pinheiro Machado (2)).

Ver también la publicación de The New York Times sobre el tema (11); y sin ir tan lejos, en la campaña maicera 2016/17 en la provincia de Jujuy (Argentina), se reportó el ataque de un fitoplasma y un micoplasma (ambos transmitidos por una chicharrita), en cantidades que hasta entonces no habían sido detectados o reportados en la zona maicera de toda la provincia, los cuales causaron enormes daños en los maizales de Jujuy, siendo solo los maíces híbridos los más afectados (para más información usted puede consultar sobre dicho suceso en las Cátedras de Zoología Agrícola y Fitopatología de la Facultad de Ciencias Agrarias de Jujuy – UNJu).

 

Y hay más cuestionamientos…

1.- ¿Quién se supone que es el responsable de que por segundo se pierdan 2420 tn de suelo en el planeta? ¿Y quién de que, por cada hora que pasa, se desertifican 1370 ha? (datos reportados por FAO/ONU). El segundo es consecuencia del primero.

2.- ¿Somos los agrónomos responsables de que lleguen a la mesa del consumidor alimentos altamente contaminados? (algunos que matan súbitamente, y en ciertos casos masivamente; y otros que matan de manera lenta, crónica y silenciosamente; y todos ellos además causantes de anormalidades en nuestros cuerpos y/o en los de nuestra descendencia).

3.- ¿Cuál es el mayor almacén de carbono del planeta? Está clarísimo que es el suelo, apoyado por la masa vegetal que cubre las tierras del planeta, y teniendo esto claro, creo que podremos responder a esta otra pregunta: ¿Quiénes son, en gran parte, los responsables del calentamiento global (realmente serán los rumiantes)? 

4.- ¿Qué insumos “necesarios” para la producción representan el mayor gasto al productor? Con la respuesta que demos podremos tener una idea sobre la respuesta a esta otra pregunta: ¿Por qué hay, hubo y seguirá habiendo una tremenda migración de la población rural hacia las urbes?

5.- Contestando las anteriores preguntas tal vez podremos saber responder estas otras: ¿Quiénes son los responsables del aumento de marginalidad urbana, que lleva al mayor consumo de alcohol y drogas, lo que lleva al aumento de robos, asesinatos, violación, etc? ¿No será que los agrónomos hemos tenido parte de la culpa en esto también y que seguirá siendo así si no replanteamos las cosas?

Con todo esto lo que yo pretendo contextualizar es que existe evidencia suficiente (no solo por lo aquí citado sino muchísimo más por lo que no fue citado ya que sería demasiado extenso para este artículo) como para convencernos que la que se denominó como la “Revolución Verde” no fue ni tan revolucionaria (al menos no para lograr los buenos propósitos que se pretendían inicialmente), ni mucho menos podemos decir que sea verde (adaptado de Pinheiro Machado (2)).

Por otra parte, cabe advertir que cuanto más simplificamos nuestra dieta (alimentación NO diversa), menos vamos a expresar nuestro potencial genético (y a los animales de producción les ocurre lo mismo). Observemos esto: “Los pueblo prehistóricos se alimentaban con más de 1500 especies de plantas y, por lo menos, 500 especies y variedades se han cultivado a lo largo de la historia. Hace 150 años la humanidad se alimentaba con los productos de 3000 especies vegetales que eran, en el 90% de los países, consumidas localmente. En el mundo de hoy apenas una insulsa cifra de tan solo 15 especies responden por el 90% de los alimentos vegetales, y 4 cultivos (maíz, trigo, arroz y soja) responden por el 70% de la producción y consumo. Se tiende, pues, a un peligroso monocultivo y, como se sabe, la homogeneidad tiende a la muerte, ya que la heterogeneidad es el estado dinámico, vital” (adaptado de Pinheiro Machado (2)). Entonces: ¿Estaremos siguiendo un camino verdaderamente revolucionario?

Ahora bien: ¿Realmente el uso de agrotóxicos es indispensable para la producción de «comida» suficiente para dar garantías a la Seguridad Alimentaria Mundial? (no digo alimentos porque están lejos de alimentarnos como realmente deberían).

Y, si la respuesta fuese un SI, entonces pregunto ¿Qué hace que su uso -el de los agrotóxicos- se haya tornado indispensable?

Ahora que si la respuesta fuese un NO, las preguntas serían entonces: ¿Cómo lo vamos a hacer? ¿Se puede aplicar a cualquier escala?

La(s) respuesta(s) a estas últimas dos preguntas creo se pueden obtener respondiendo antes a las siguientes preguntas: ¿Cómo se alimentan las plantas en la naturaleza? ¿Las sales solubles son su única o más importante forma de nutrición?

Y en relación con la pregunta anterior: ¿Qué hace que una planta sea más o menos atractiva hacia los parásitos (insectos, hongos, virus, bacterias, caracoles, etc)? ¿Por qué los parásitos atacan los puntos de crecimientos de las plantas? ¿Será que la respuesta es tan sencilla como esto: porque allí el tejido es más tierno?

Un ejemplo crítico: si los principales enemigos naturales de los ácaros fitófagos son otros ácaros predadores ¿Por qué después de la aplicación de un acaricida, vuelven a aparecer los ácaros fitófagos en menor tiempo y en mayor cantidad que los ácaros predadores? y ¿Por qué, al hablar con productores, nos enteramos que antes no se aplicaban insecticidas tan frecuentemente como ahora?

Esto es lo que dicen los productores consultados: “…antes aplicábamos una vez por mes, después una vez por semana y ahora es un día si y un día no.

Y también podríamos intentar responder lo siguiente: ¿Por qué aparecen en nuestros campos las “malezas”? ¿Son realmente tan malas como nos lo han hecho creer? ¿Podría ser que ellas nos quieren indicar alguna falencia en el manejo del suelo?

 

¿Qué es más eficiente resolver: el/los problemas o su/s causas?

Sosteniendo una charla con «Don Quispe», quien es miembro de la Cooperativa Flor de la Quebrada -Maimará, Jujuy, Argentina-, él decía lo siguiente: “…yo me di cuenta que los insecticidas eran malos para la salud, cuando por curiosidad no más, le apliqué muy seguido insecticida (no especificó qué insecticida, ni qué frecuencia, ni qué dosis) a mis zanahorias, y después le di de comer esos tallos verdes a mis caballos; y se quedaron ciegos (no especificó al cuánto tiempo después de comer los tallos contaminados ocurrió esta ceguera, ni tampoco cuántos tallos verdes de zanahoria les dio a los animales). De ahí en más no volví a consumir las verduras que vendo, sino que tengo mi huertita al lado de mi casa, y ahí no uso nada de productos (agrotóxicos o agroquímicos)”!!!

Analizando este testimonio (que es más que seguro que se trata de uno entre un sinfín de casos), vienen otros cuestionamientos como: ¿No se supone que un organismo estatal debería controlar que los alimentos que consumen los jujeños y el pueblo argentino en general, no estén contaminados con agrotóxicos? ¿Existe tal organismo? ¿Estará ejerciendo el debido control o hay permisividad?

Se me ocurre plantear un ejemplo análogo para intentar entender este asunto. Es sabido que la Comisión Nacional Asesora Permanente del Tabaco (Ley 19800) fue creada para que la producción de tabaco sea prolija, es decir, que no se produzca de más para no afectar negativamente el precio del tabaco (sobreoferta), y para conseguir mejores mercados, para subsidiar a los productores con un sobreprecio en manos del Fondo Especial del Tabaco (FET), el cual paga el consumidor. El mercado exterior del tabaco no admite residuos de ciertos agrotóxicos en las hojas del tabaco que compran, por lo tanto, dicha Comisión también se encarga de asesorar a los productores tabacaleros para que usen responsablemente los productos químicos (insecticidas, fungicidas, etc.) y así poder concretar sin problema alguno el mercado.

Entonces, si esto ocurre con el tabaco, del cual cualquiera sabe que su consumo es perjudicial para la salud humana, pero aún así se protege con medidas estrictas al consumidor de tabaco desde sus procesos de producción para que el consumidor no se haga daño con residuos de los químicos en el producto (qué paradójico porque de todos modos se hará daño en sus pulmones), me hace cuestionar este asunto lo siguiente: ¿Por qué NO hay una organización similar para regular la producción de hortalizas, que permita al productor NO dejar a la suerte las especies y cantidades de cada hortaliza a sembrar (produciéndose sobreoferta de algunas hortalizas y suboferta de otras); y para que se los asesore con el fin de que los productores NO utilicen «a su antojo» y/o de forma irracional los agrotóxicos? (que como ya se vio, matan a la corta y a la larga, además de degenerar nuestra descendencia) ¿Será que importa más la salud del fumador chino que la de los ciudadanos argentinos?

La Constitución Nacional (ley suprema del Estado Argentino) en su artículo 41 dice:

“Todos los habitantes gozan del derecho de un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las actividades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras, y tiene el deber de preservarlo. El daño ambiental generará prioritariamente la obligación de recomponer, según establezca la ley”.

La ley habla de un ambiente sano y de una producción sustentable, entonces pregunto: ¿Estamos los agrónomos y productores produciendo según dicta la CN? Y también respondo: al averiguar cuántas toneladas de suelo se pierden por segundo en Jujuy y en Argentina desde que fuimos alcanzados por el impacto de las tecnologías propuestas por la Revolución Verde hasta el día de hoy, tendríamos un buen indicador para darnos cuenta si estamos o no cumpliendo la ley en cuanto a si estamos pensando y actuando a favor de las generaciones futuras. Y complemento la respuesta con una observación: el proceso de formación de suelo puede llevar millones de años, y no solo en Jujuy y Argentina sino en todo el mundo ¡lo estamos perdiendo por toneladas a cada segundo!.

Otra pregunta que deberíamos hacernos para ver si nuestro trabajo va o no en contra de la Ley Suprema, sería: Las prácticas productivas que realizamos y/o aconsejamos realizar a los productores ¿contaminan el aire que respiramos y/o el agua que bebemos? Porque las estadísticas indican que: “…menos del 0,1 % de los pesticidas aplicados para el control de los parásitos alcanza su objetivo. Más del 99,9% de los pesticidas usados migran al ambiente, donde afectan la salud pública y los biotipos benéficos, lo que contamina los suelos, el aire y la atmósfera del ecosistema” (Robin, 2012. Citado por Pinheiro Machado (2))

El artículo 42 de la mencionada ley dice: “Los consumidores y usuarios de bienes y servicios tienen derecho, en la relación de consumo, a la protección de su salud, seguridad e intereses económicos; a una información adecuada y veraz; a la libertad de elección, y a condiciones de trato equitativo y digno”. Pregunto: ¿El consumidor promedio sabrá que su ensalada, pan, cerveza, agua, vino, etc. están contaminados con sustancias cancerígenas y mutagénicas?

En este sentido comparto con ustedes un caso curioso: Tengo dos amigos que tuvieron cáncer (gracias a Dios podemos decir que lo tuvieron y no que murieron a causa de ello); Cuando empezaron a hacer el tratamiento, lo primero que se les recetó, además de medicamentos y quimioterapia, fue: NO COMER NADA QUE NO SEA ORGÁNICO. Llama muchísimo la atención que solo se nos adviertan algo así cuando ya está la enfermedad en desarrollo, en vez de difundirlo públicamente para el bienestar de la sociedad.

Volviendo al mismo artículo constitucional, en el párrafo siguiente continúa diciendo: “Las autoridades proveerán a la protección de esos derechos…”; Pero me inquieta saber ¿cómo están haciendo esto?

Todos podemos reflexionar y decidir si deseamos continuar por el actual camino, y solo podremos decidirlo correctamente cuando estemos en plena posesión de los hechos. En las palabras de Jean Rostand citado por Rachel L. Carson(1) esto es: “la obligación de sufrir nos da el derecho de conocer”. Y esta misma autora plantea el siguiente cuestionamiento: ¿Hemos caído en un estado de mesmerismo que nos hace aceptar como inevitable lo inferior o perjudicial, como si hubiéramos perdido la voluntad o la visión de demanda de lo bueno? (1).

En la temporada 2014-2015 de frutas de pepita y carozo de Neuquén, el INTA proveyó al sector privado un cuadro con la TOLERANCIA DE INSECTICIDAS, para que los productores manejaran las aplicaciones y el control fitosanitario bajo “Buenas Prácticas Agrícolas”, para lograr vender su producción al mercado externo (Brasil, USA, Rusia y Unión Europea). Ya que dichos mercados, que pagan un mejor precio, exigen “inocuidad” en los alimentos que compran, por lo tanto, ante cualquier incumplimiento de la tabla citada en este artículo (10), el producto no sale del país. Pero ¿qué se hace con los productos rechazados por no cumplir con este requisito? ¿Será entonces que los argentinos comemos productos contaminados que el extranjero no quiere comprar?

El sistema mediante el cual se establecen los límites máximos permisibles a la contaminación, límites llamados “tolerancia”, tienen defectos obvios (además de ser contradictorio al artículo 42 de nuestra Constitución Nacional): un animal de laboratorio que vive en condiciones de vigilancia y en un medio completamente artificial, cuando ingiere determinada cantidad de sustancias químicas es muy distinto de un ser humano, cuyos contactos con plaguicidas no solo son múltiples, sino desconocidos para la mayoría, incontrolables e intasables. Incluso si 7 micrones de gramo de DDT en la lechuga de su ensalada fuesen “inocuos”, la comida incluye otros alimentos, cada uno con residuos autorizables, mientras que los plaguicidas en su comida son, como ya hemos visto, sólo una parte de su contacto total con esos venenos. Este amontonamiento de productos químicos de diferentes procedencias, crea una exposición que no puede ser calculada. Por consiguiente no tiene significado el hablar de “inocuidad” al referirse a ninguna cantidad específica de sustancias químicas (Rachel L. Carson(1)).

 

Productividad y Costo en Producción Ecológica

Hoy en día hay hechos agronómicos donde se producen alimentos de manera ecológica, es decir, sin dañar la salud ambiental y por ende, sin dañar la salud humana. Por ejemplo, en la cosecha del 2013, un grupo de asentados del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) en Río Grande do Sul (Brasil), produjo 444.202 bolsas de 50 kg de arroz ecológico, o 22.210 toneladas en 4.611 ha, o sea, 96 bolsas/ha. El costo fue de 54 bolsas/ha, y cuando se usó abono orgánico la producción fue de 177 bolsas/ha, y el costo saltó de 54 a 71 bolsas/ha; mientras tanto, en los cultivos vecinos (producidos convencionalmente usando agrotóxicos) estos tuvieron un costo de 124 bolsas/ha (¡54 bolsas/ha de arroz ecológico vs. 124 bolsas/ha de arroz producido con químicos!). Impresionante, ¿no les parece?

Esta producción ecológica ha sido realizada por cooperativas de productores, quienes motivados por los altos costos de la producción convencional, que en su momento los llevó a un estatus de insolvencia financiera (Pinheiro Machado(2)). Es decir que, además de envenenar nuestra salud y ambiente, es notablemente mucho más caro producir con químicos que sin ellos; siendo esto lo que ocasionó en gran medida, la tremenda migración rural hacia las urbes, ya que para soportar los costos elevados de producción el único remedio era producir más cantidad, pero para los pequeños productores esto era y sigue siendo imposible bajo los métodos antieconómicos, por lo tanto quebraron y las tierras liquidadas eran compradas por los grandes (concentración de tierras).

Este hecho agroecológico a gran escala (al igual que los varios mencionados en el libro “La Dialéctica de la Agroecología” de Pinheiro Machado(2)), es posible gracias a una perfecta combinación de la BIOLOGÍA y la agronomía, ya que utilizan estratégicamente aves y peces, además de un manejo racional de los recursos productivos; que para poder lograr esto último, es necesario el conocimiento del funcionamiento y rol de los diversos componentes del sistema (datos biológicos).

Entonces, si hay diversos hechos agroecológicos donde se demuestra que la biología y la agronomía combinadas producen un resultado sinérgico sumamente positivo ¿Por qué los biólogos y los agrónomos que estudian y trabajan bajo el mismo techo de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Jujuy (UNJu) están tan enemistados (tecnológicamente hablando)? Por ejemplo: ¿Cuántos proyectos de investigación, trabajos científicos, o parcelas demostrativas están haciendo en sociedad biólogos y agrónomos?

Para que un Cambio Rural en este contexto sea exitoso, no solo debemos cambiar nuestra forma de ver los sistemas productivos (cambiar de visión reduccionista a una HOLÍSTICA), no solo el productor debe concientizarse de que la forma en que produce daña el suelo que lo sustenta y por ende lo hace dependiente de insumos externos y consecuentemente encarece el sistema; sino que también es necesario que el consumidor sea concientizado para poder demandar al sector rural y al gobierno alimentos que no los envenenen ni contaminen el ambiente; es nuestro derecho (artículo 41 y 42 de la CN).

Si esto último ocurre, el sector rural se verá obligado a producir de manera ecológica y entonces, nosotros los asesores técnicos, también tendremos que aprender esta forma de producción e investigar sobre el tema, ya que desde la revolución verde, todos los proyectos de investigación se realizaron para producir como actualmente se enseña: matando, contaminando y comprando insumos constantemente*

(* Haz la prueba tú mismo: coloca en el buscador Google, el nombre de una planta que no sea de utilidad para la agricultura (“maleza”) o el nombre de un insecto considerado “plaga” y verás que lo primero que aparece son anuncios comerciales de agrotóxicos que se utilizan para matar dicho problema, luego una descripción muy resumida de la biología del mismo, hecha por Wikipedia; y el resto son todos trabajos científicos que te cuentan cómo matar: qué aplicar, con qué aplicar, cuánto aplicar, etc.).

Las políticas deben favorecer esta forma ecológica de producción por el simple hecho de que la Constitución Nacional nos da el derecho a un ambiente sano y defiende la salud del consumidor (artículo 41 y 42 de la CN).

Otro cambio importante que debe ocurrir es la integración de las distintas disciplinas, por ejemplo: biología y agronomía, para buscar resultados sinérgicos (deben intervenir muchas otras disciplinas, este último es solo un ejemplo).

Estamos enfrentados con una necesidad de vida o muerte no sólo de encontrar nuevos métodos técnicos de supresión de esta planta o de aquel animal: sino que necesitamos el conocimiento básico de la población animal y sus relaciones con el ambiente, lo que proporcionará el equilibrio y reducirá el explosivo poder de las erupciones y de nuevas invasiones” dijo el Ecólogo Británico Charles Elton.

NOTICIA DE ÚLTIMO MOMENTO (Adelanto 24, 12/07/2017):

«Veneno para todos: 6 de cada 10 frutas y verduras están contaminadas» (Estudio realizado en la Ciudad de Bs As, Argentina – Ver la noticia completa: clic aquí)

De este estudio quiero destacar que: del total de frutas que estaban contaminadas con agrotóxicos, en algunas muestras, se encontraron con que había en ellas más de un agroquímico distinto; se detectaron cantidades excedentes a los Límites Máximos de Residuos (LMR) y finalmente, se reporta que el 46% de las muestras contaminadas tenían agrotóxicos NO PERMITIDOS: endosulfan, paratión o plaguicidas organoclorados persistentes de la familia del DDT.

Todo esto pone aún más en evidencia que los límites máximos permitidos para asegurar “inocuidad” ¡son realmente una burla para la salud humana!.

Los nutricionistas animan a consumir más ensaladas (frutas y verduras) para una dieta equilibrada, pero resulta que el supuesto remedio termina atrayendo la enfermedad.

Hasta aquí vimos una pequeña parte de lo mal que está el sistema productivo, y por ende, el sistema alimentario y por ende LA SALUD HUMANA Y SU AMBIENTE. Todo gracias a que, empresas codiciosas y sin amor al prójimo (multinacionales del agronegocio), asociadas a gobiernos y personas, igualmente codiciosos, modificaron el sistema educativo y encausaron las investigaciones para asegurar su lucro.

PERO, ESTO NO TERMINA AQUÍ: gracias a Dios hoy existe la tecnología para hacer frente a esta situación, logrando mantener o aumentar los rendimientos (¡a cualquier escala! y a continuación compartimos algunos casos ver (2), (3),(4)y (11)-), haciendo los sistemas productivos más gratos de trabajar (detener migración rural y concentración de tierras -ver(2),(6) y (7)-), sin contaminar el ambiente (regenerando y conservando los recursos suelo, agua y aire, es decir: sustentabilidad verdadera y en todo su esplendor-ver(2),(3),(4), (6) y (9)-), aumentando los beneficios económicos (ver (2) y (4)) y, lo mejor de todo, produciendo alimentos sanos, asegurando la salud del consumidor (ver (2), (3)y (7)). Esta tecnología se llama AGROECOLOGÍA, cuyos principios o pilares fundamentales deben ser entendidos y aplicados según la especificidad de cada sistema productivo.

 

Pastoreo Racional Voisin (PRV) en España

Con Dr. Agr. Luis Carlos Pinheiro Machado y Roger Rabés



¿Cómo hacer siembra directa ecológica rentable?

(PASOS y COSTES con el Profesor Pinheiro)

 

Alimentar al mundo sin labranza y sin venenos

Agricultura Regenerativa – Benlloch, España 2016
Dr. Agr. Luiz Carlos Pinheiro Machado

Trofobiosis

Curso Vivencia Dehesa España 2013
Ing. Agr. Con Jairo Restrepo Rivera

Reverdecer los Desiertos

Allan Savory en TED

Polyfaces: A world of many choices

Polyfaces: Un mundo de muchas oportunidades
Entrevista a Joel Salatin – Polyface Farm Inc, Virginia USA

Ground Cover and Water Infiltration

Con Mike Lindsey y Chris Coreil, NRCS – LSU AgCenter

Cosechando Sol con Rumiantes

Ing. Bruno Vasquetto y Sergio Toletti en
Diplomatura de Agricultura Orgánica y Regenerativa Argentina 2017

 

El mundo según Monsanto

 

Monsanto es culpable de

crímenes de guerra y ecocidio

 

Entonces:
¿Cómo nos enseñan Agroecología en las facultades de agronomía y/o de profesiones agropecuarias en todo el mundo en la actualidad (y en lo que a mi respecta, en la Facultad de Ciencias Agrarias de Jujuy)? 

Quiero concluir esta publicación que invita a reflexionar y replantear los modelos de producción vigentes pero fracasados en cuanto a garantizar la sostenibilidad y sustentabilidad en el planeta, con un par de frases finales: Primero que todo, ¡No te quedes nunca con lo primero que te digan!… Y en segundo lugar: “Es tan corrupto el que miente como el que esconde información” dice Jairo Restrepo Rivera (5).

Y por último, comparto este fragmento con publicado en el libro Dialéctica de la Agroecología de Luiz Carlos Pinheiro Machado (2): “Hoy nos encontramos frente a un dilema inexorable: o seguir el paradigma de la desgracia, de la competitividad, del egoísmo, de la desgracia social, de la contaminación ambiental, de la destrucción de los bienes comunes naturales, de la barbarie de las guerras de conquista, de la destrucción de nuestra más bellas y altas tradiciones y de tantas llagas vigentes, ¡u optar por la paz, por la vida!”.

Porque el amor al dinero es la raíz de toda clase de males” 1°Timoteo 6:10 (La Biblia)

 

BIBLIOGRAFÍA:

Libros y páginas web consultados:

  1. “Primavera Silenciosa” Rachel L. Carson – 1960. (1)
  2. “La Dialéctica de la Agroecología. Contribución para un mundo con alimentos sin veneno” Luiz Carlos Pinheiro Machado y Luiz Carlos Pinheiro Machado Filho – 2016. (2)
  3. “Pastoreo Racional Voisin. Tecnología Agroecológica para el Tercer Milenio” Luiz Carlos Pinheiro Machado-6° reimpresión 2016. (3)
  4. «Cáncer en el Uruguay». Vasallo, J.A. 1989 En: www.salvalaselva.org/temas/agrotoxicos
  5. Noticia: «Para la OMS, el herbicida glifosato es un “probable cancerígeno”. En:
    http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/para-la-oms-el-herbicida-glifosato-es-un-probable-cancerigeno; y En: www.salvalaselva.org/temas/agrotoxicos
  6. «Pesticide Action Network Interntional (PAN)» elaborado por Dr Meriel Watts (PAN Asia del Pacífico), Peter Clausing (PAN Alemania), Angeliki Lyssimachou (PAN Europa), Gesine Schütte (PAN Alemania), Rina Guadagnini (PAN Reino Unido) y Emily Marquez (PAN América del Norte)

Lee estos artículos:

  1. Informe PAN Glifosato
  2. Restauración del Carbono en el Suelo: ¿Puede la Biología hacer el trabajo? (9)
  3. El nitrógeno inorgánico destruye el carbono del suelo y deteriora la salud
  4. Nuestra mejor opción para enfriar el planeta
  5. Residuos y tolerancias de insecticidas para frutales de pepita y carozo de Neuquén. INTA (10)
  6. ¡Los organismos GM no son superiores! (11)
  7. Agrotóxicos: el nuevo holocausto invisible 
  8. Revista: Food and Chemical Toxicology 
  9. Veneno para todos: 6 de cada 10 frutas y verduras están contaminadas (12)

 

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